viernes, 11 de julio de 2008

Destino


Hay un libro que presagia el destino de cada alma que ha caminado por este mundo; las palabras gobiernan el destino para aquel que sepa su contenido, por eso no hay palabras inocentes. Todos tienen ojos para entender los caligramas que entintan sus páginas viejas, pero no todos obtienen el significado de cada historia. Dicen que un día, no muy lejano, todas las páginas de este libro se enegrecerán y ya no será posible conocer el futuro que a cada cual le espera, entonces ya nadie estará a salvo de su propia existencia, o quizá sea que todo quede estático sin un devenir propio cuando todas las historias se hayan agotado.


Antes de abrir este libro y leer sus páginas hay que saber que nadie puede salir indemne cuando ha sido tocado por el destino, por la fatalidad que es imposible eludir, por el sino que gobierna el eterno nacimiento de las mismas almas condenadas a repetir una y otra vez sus mismos errores, como un oleaje que sólo existe para desgastar las rocas hasta convertirlas en arena fina e infinita. Es imposible querer ignorar el dolor y el miedo que se agitan en quien ha sido escogido para obedecer a un destino determinado desde que el tiempo fue creado.


Hoy pienso que sólo vamos decidiendo la dirección de nuestros pasos, pero la voluntad de quien decide que ruta tomar no tiene poder sobre las condiciones del camino, este puede tornarse silencioso y hostil a pesar de que su caminante sueñe con campos azules y árboles risueños, como recuerdos de una vida que aún no se ha vivido o de un futuro que estará al cruzar el horizonte. Te pienso cruzando el horizonte aunque caminemos aún por un desierto adormilado de vacío y soledad, sigue caminando.


Yo apago la luz de cada estrella para poder dormir esta noche, me desago de todos los recuerdos y los dejo volar para que sean libres y me dejen ligera. La noche siempre trae la promesa del amanecer y en eso radica su misterio y su belleza, en que es pasajera, quien se queda para siempre en la oscuridad es quien se niega a despertar de su noche interna.
Descansa, una luciérnaga cuida que siempre haya una luz encendida

1 comentario:

Ardilla... dijo...

Yo sí me quedo con ésta, muy buena.

Como que me trae recuerdos...

Ah y por cierto, ya me apropié de una frase, tal y como te lo advertí (no se me dan las mentiras qué quieres jaja)